ya sé... ya sé... hace un chingo que no escribo... no me regañen... mi vida es un caos temporal en el cual no hay muchos minutos libres... para aquellos que se lo pregunten: No, mi ipod no resucitó, ahora es un lindo pisapapeles. Y este post dice así:
No sé por qué, pero eso de platicar “cómo me fue” en los viajes no se me da. Pero lo prometido es deuda.
Esta vez el destino era Barcelona y con un poco de suerte Lisboa. Desde siempre fue extraño. Es extraño cómo llegas a acostumbrarte a las personas y las cosas que compartes. En los últimos viajes siempre habíamos viajado juntos, ahora sólo iba a visitarte. La compañía era una que nunca había compartido, y agradezco todo lo que hizo porque se esforzó. Pero soy una persona difícil en los viajes.
El viaje a Barna no fue tan largo, en estos tiempos dura igual o menos que un viaje en autobús a Chiapas. Todavía no terminaba de asimilar el vuelo cuando ya estábamos aterrizando en Barcelona. Salimos y ahí estaba el Sr. Viajero. Fue extraño, estaba en un estado entre la realidad y la ficción, entre el sueño y la vigilia, entre el cielo y la tierra.
Mi primeras palabras fueron: "Órale estás bien alto", recordemos que en los últimos meses he estado rodeada de personas con una estatura similar a la mía, incluso menor. Tuvieron que pasar varios minutos para que nos acostumbráramos a tu voz y tu cara. Después todo fue normal.
Varias cosas pasaron en Barcelona, no tuvimos alojamiento de inmediato, conocimos Manchester, conocimos el buen bocado (shawarmas), el sr. aldo perdió su cartera, caminamos por una Barcelona llena de turistas, perdimos tiempo, hicimos un picnic nocturno frente a fuentes danzarinas, bebimos vino de tetrapack, gastamos como idiotas los primeros días, compramos un par de cosillas y llegamos a un momento en que debimos decidir entre ir o no a Lisboa. La elección tuvo que ver mucho con el dinero, pero sabía que debía ir, el objetivo de mi viaje era conocer esa ciudad, qué demonios iba a decir regresando "ya no fui..." así que decidimos tomar un autobús hacia tierras portuguesas.
La reseña de Lisboa vendrá después. En esta ocasión sólo hablaré del sentimiento que dejó en mí Barcelona. Hace 3 años que la conocí me maravilló. Me fascinó el ambiente, me encantó la arquitectura, disfruté a Gaudí, conocí muchos lugares. Esta vez sólo puedo rescatar las fuentes que "bailaban" al ritmo de la música, Dr. Robert y su amabilidad infinita y la compañía. Pero Barcelona me decepcionó un poco. Se ha convertido en una ciudad turística, en donde ya no ves personas que realmente VIVAN ahí, en donde siempre te sientes ajeno, en donde la forma de ser es bastante misógina (tuve 3 episodios en donde me trataron de una manera poco gentil), en donde nunca hablarás el mismo lenguaje que el otro. En fin, Barcelona no fue lo mismo... y me da tristeza pero al mismo tiempo me alegra ponerla en un sitio más real. Porque ahora comprendo que no sería un lugar en donde podría vivir y ser feliz. Sin embargo, agradezco varias cosillas de Barcelona.
Pero mi viaje valió la pena, en gran parte gracias a Lisboa, de Lisboa hablaré pronto.
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2 comentarios:
abrazos marikita! por las Barcelonas que fueron.
estuvo bien bueno Barcelona o qué Mariquita, lo mejor fue cuando Aldo perdió su cartera...
Y el día que comimos en el restaurant Chido One.
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